En qué se parecen las redes sociales a la vida real
Hoy pasamos tanto tiempo detrás de la computadora o con el smartphone, que el hablar cara a cara con nuestros amigos o conocer personas en parque casi no se da: Las redes sociales han reemplazado partes claves de nuestra vida.
Positivas o negativas, las redes sociales son nuestro espacio de socialización y, aunque parezca raro, no son muy diferentes de lo que ocurriría en el patio de una escuela, reunión con amigos o si paseas por un centro comercial.
Antes, cuando nos gustaba alguien, buscábamos a un amigo en común que nos contará más sobre él o ella y, que ojalá hiciera de cupido para presentarnos.
Hoy, tenemos otras herramientas que no dejan de ser similares. Dar un toque o Poke, es una metáfora de esa incomoda situación en donde, tímidamente, hacemos un primer intento por lograr que esa persona especial nos mire.
Que te devuelvan el “Toque” es sinónimo de que tienes permiso para acercarte. De allí vienen tímidos Me Gusta (mirarse de lejos), comentarios en sus estados (Primeras conversaciones) y, cuando ya llegamos al mensaje privado, es que ambas personas están listas para verse cara a cara, aunque sea virtualmente.
Redes sociales como Facebook y Twitter, han creado verdaderas metáforas a la vida real a través de sus funciones. Me Gusta (Aprobación social), Compartir (Te apoyo o estoy de acuerdo contigo), etiquetas (promover nuestro mensaje), etc.
Incluso, cada red social podría reflejar un lugar o forma de socializar: Facebook es un mundo algo más protegido, donde tenemos control sobre lo que se ve o no se ve, por lo que sería el patio de la escuela, no todos son tus amigos, pero si los conoces y tienes algo en común con ellos.
Twitter es más libre, un lugar donde no temes ser tu mismo, tal como lo haces cuando estás con aquellos más cercanos, los que te conocen bien y, la plataforma de la red de los 140 caracteres, da para opinar de todo sin temor a lo que te digan.
Podríamos seguir con todas las redes sociales existentes, pero quedó claro que nuestra vida nunca volverá a ser la misma y, a través de la existencia 2.0, tendremos que buscar un equilibrio en vida real y virtual, complementando ambas sin dejar de lado la autenticidad.